viernes, 18 de abril de 2014

Detrás de la consigna del impuesto al libro

Existe un movimiento articulado por la campaña libro sin IVA, la cual ha logrado posicionar el debate y hacer parte a un numero considerable de personas por esta causa, pero vale la pena preguntarse  ¿El impuesto tiene una real incidencia sobre el nivel de lectura de los chilenos? Al parecer esa es la pregunta transversal al debate, pero no existe la información suficiente, quizás es una respuesta que podremos responder en algunos años más, quien se aventure a decir que sabe la respuesta yo lo tildaría de un poco vanidoso intelectualmente. Esto no quita que podamos especular y hacer estimaciones sobre que papel cumple el impuesto al libro en nuestro país.

Chile en la década del 70 era considerada una sociedad lectora en conjunto con Argentina (Subercaseaux, 2000). Esto era producto de un sinfín de políticas en beneficio del libro y el gran trabajo de la industria nacional la cual era muy fuerte. El año 1973 un año que marca la historia de Chile en muchos sentidos, pero que sobre todo fue la muerte de la cultura en Chile y sobre todo la muerte material y simbólica de un sector. Es difícil pensar en una sociedad reflexiva y crítica en aquel ambiente de privación total, para que hablar sobre el fomento de la lectura el cual cada vez fue más restringido.

Recalco que en un artículo es imposible ahondar en el profundo daño que produce una dictadura, sobre todo cuando se piensa que cualquier nueva creación esta bajo sospecha y se busca un orden estricto social. En ese escenario el impuesto al libro el año 1978 fue el golpe más duro que sufrió la lectura en Chile, es un impuesto regresivo y que buscaba reinvertir ese dinero en la creación de bibliotecas públicas, al parecer ni lo uno ni lo otro. El segundo gran cambio que sufrió la cultura fue pasar a ser una sociedad de consumo, entonces el libro pierde su valor intrínseco por sus particulares características. Entra a competir como un bien de consumo más, donde compite con los medios digitales y con un “ciudadano” con gustos e intereses bien particulares.

El impuesto al libro se naturalizo, se transformo en hegemonía. Nadie se cuestionaba que el libro fuera caro o si existió un cambio importante en esa materia. Si planteamos la tesis (la cual creo fielmente) de que “el General” y sus perros hicieron esto intencionalmente, tenemos que decir que cumplieron su objetivo de forma sagrada y eficaz. Cuando nos vamos a los datos de la lectura en Chile del Consejo Nacional de Cultura, podemos observar que el nivel de lectura es directamente proporcional al nivel de ingreso. Segundo, se lee muy poco. El 53% de los chilenos declara no haber leído un libro el último año, y eso en cuanto a lo cuantitativo, en el espacio cualitativo un 44% de los chilenos declara no entender lo que lee, alarmante. Más alarmante es lo siguiente: el estudio sobre la comprensión lectora se hace el año 1998, posteriormente el año 2013 en centro de micro datos de la Universidad de Chile realiza exactamente el mismo estudio, y llega a la conclusión de que se obtienen los mismos resultados. Conclusión: en 15 años en Chile no ha existido ningún avance en comprensión lectora si nos remitimos a ese estudio.

¿Qué puede servir eliminar el impuesto a los libros, ya explicado cual fue el contexto donde surgió esto? Si queremos plantear algunas tesis, podemos decir que bajar el impuesto al libro, beneficiara directamente a las personas que ya leen, esto porque ya tienen el habito creado y podrán comprar libros con un menor precio. En cuanto al no lector es difícil predecir cual es la principal causa de su no lectura, en la encuesta nacional aparece como principal barrera para no leer la falta de tiempo. En ese sentido podemos indicar que en una sociedad de consumo, existe un utilitarismo exacerbado donde se busca la máxima ganancia en cualquier actividad. Es más, el mismo tiempo es visto como producción   de dinero. Las personas si no están haciendo algo productivo desde el punto de vista de la matriz económica, piensan francamente que están perdiendo el tiempo, entonces un día después del trabajo ¿Qué beneficio reporta leer una novela de Albert Camus o Kafka? Las actividades son vistas según medios y fines. Recomiendo a los estudiantes universitarios preguntar a su profesor ¿Cuál fue el último libro que leyeron? ¿Cuándo fue la última vez que leyeron un libro que no fuera parte de su quehacer académico? Se van a sorprender…

Es vergonzoso el impuesto al libro en Chile, en Sudamérica no solo es el impuesto mas caro al libro, sino que es el único país que tiene impuesto al libro, en todos los otros países es 0%.  Es el más alto del mundo y no se traduce en una inversión importante en fomento lector. Sin embargo, para transformar a Chile en una sociedad lectora se requiere de medidas mas importantes y de fondo, eliminar el impuesto al libro seria algo bastante simbólico, porque incluso desde cierta mirada es algo más publico que existan más bibliotecas donde poder pedir libros, que el hecho de que cada uno tenga su propia biblioteca en su casa, lo cual seria algo mas liberal. Esto porque responda algo de forma individualizada y no genera un espacio en común, lo que no quita el gran valor de tener un espacio en el hogar para los libros, sobre todo si en nuestro país, en el 40% mas pobre de la población no existe ningún libro.


En mi opinión, lo importante no es el impuesto al libro. Admito que hace unos meses estaba plenamente convencido de que el impuesto era la principal traba, pero somos seres reflexivos y podemos soltar ciertas certezas. El problema fundamental es identificar al no lector, investigar sobre las causas y trabajar sobre ello, también hay que contar con un modelo de sociedad que funcione de soporte. Una sociedad de consumo y la cual resalta los medios visuales de información, hace que el libro tenga poco espacio para subsistir, sobre todo si estamos “hiperconectados” y en la era de la información, pero no nos detenemos en la calidad de ésta. La invitación es para abrir el debate y lograr progresar en esta materia, porque si hay algo que esta claro es que como vamos, no llegaremos a buen puerto…

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