Existe
un movimiento articulado por la campaña libro sin IVA, la cual ha logrado
posicionar el debate y hacer parte a un numero considerable de personas por
esta causa, pero vale la pena preguntarse ¿El impuesto tiene una real incidencia sobre
el nivel de lectura de los chilenos? Al parecer esa es la pregunta transversal
al debate, pero no existe la información suficiente, quizás es una respuesta
que podremos responder en algunos años más, quien se aventure a decir que sabe
la respuesta yo lo tildaría de un poco vanidoso intelectualmente. Esto no quita
que podamos especular y hacer estimaciones sobre que papel cumple el impuesto
al libro en nuestro país.
Chile
en la década del 70 era considerada una sociedad lectora en conjunto con
Argentina (Subercaseaux, 2000). Esto era producto de un sinfín de políticas en
beneficio del libro y el gran trabajo de la industria nacional la cual era muy
fuerte. El año 1973 un año que marca la historia de Chile en muchos sentidos,
pero que sobre todo fue la muerte de la cultura en Chile y sobre todo la muerte
material y simbólica de un sector. Es difícil pensar en una sociedad reflexiva
y crítica en aquel ambiente de privación total, para que hablar sobre el
fomento de la lectura el cual cada vez fue más restringido.
Recalco
que en un artículo es imposible ahondar en el profundo daño que produce una
dictadura, sobre todo cuando se piensa que cualquier nueva creación esta bajo
sospecha y se busca un orden estricto social. En ese escenario el impuesto al
libro el año 1978 fue el golpe más duro que sufrió la lectura en Chile, es un
impuesto regresivo y que buscaba reinvertir ese dinero en la creación de
bibliotecas públicas, al parecer ni lo uno ni lo otro. El segundo gran cambio que
sufrió la cultura fue pasar a ser una sociedad de consumo, entonces el libro
pierde su valor intrínseco por sus particulares características. Entra a
competir como un bien de consumo más, donde compite con los medios digitales y
con un “ciudadano” con gustos e intereses bien particulares.
El
impuesto al libro se naturalizo, se transformo en hegemonía. Nadie se
cuestionaba que el libro fuera caro o si existió un cambio importante en esa
materia. Si planteamos la tesis (la cual creo fielmente) de que “el General” y
sus perros hicieron esto intencionalmente, tenemos que decir que cumplieron su
objetivo de forma sagrada y eficaz. Cuando nos vamos a los datos de la lectura
en Chile del Consejo Nacional de Cultura, podemos observar que el nivel de
lectura es directamente proporcional al nivel de ingreso. Segundo, se lee muy
poco. El 53% de los chilenos declara no haber leído un libro el último año, y
eso en cuanto a lo cuantitativo, en el espacio cualitativo un 44% de los
chilenos declara no entender lo que lee, alarmante. Más alarmante es lo
siguiente: el estudio sobre la comprensión lectora se hace el año 1998,
posteriormente el año 2013 en centro de micro datos de la Universidad de Chile
realiza exactamente el mismo estudio, y llega a la conclusión de que se
obtienen los mismos resultados. Conclusión: en 15 años en Chile no ha existido
ningún avance en comprensión lectora si nos remitimos a ese estudio.
¿Qué
puede servir eliminar el impuesto a los libros, ya explicado cual fue el
contexto donde surgió esto? Si queremos plantear algunas tesis, podemos decir
que bajar el impuesto al libro, beneficiara directamente a las personas que ya
leen, esto porque ya tienen el habito creado y podrán comprar libros con un
menor precio. En cuanto al no lector es difícil predecir cual es la principal
causa de su no lectura, en la encuesta nacional aparece como principal barrera
para no leer la falta de tiempo. En ese sentido podemos indicar que en una
sociedad de consumo, existe un utilitarismo exacerbado donde se busca la máxima
ganancia en cualquier actividad. Es más, el mismo tiempo es visto como
producción de dinero. Las personas si
no están haciendo algo productivo desde el punto de vista de la matriz
económica, piensan francamente que están perdiendo el tiempo, entonces un día
después del trabajo ¿Qué beneficio reporta leer una novela de Albert Camus o
Kafka? Las actividades son vistas según medios y fines. Recomiendo a los
estudiantes universitarios preguntar a su profesor ¿Cuál fue el último libro
que leyeron? ¿Cuándo fue la última vez que leyeron un libro que no fuera parte
de su quehacer académico? Se van a sorprender…
Es
vergonzoso el impuesto al libro en Chile, en Sudamérica no solo es el impuesto
mas caro al libro, sino que es el único país que tiene impuesto al libro, en
todos los otros países es 0%. Es el más
alto del mundo y no se traduce en una inversión importante en fomento lector.
Sin embargo, para transformar a Chile en una sociedad lectora se requiere de
medidas mas importantes y de fondo, eliminar el impuesto al libro seria algo
bastante simbólico, porque incluso desde cierta mirada es algo más publico que
existan más bibliotecas donde poder pedir libros, que el hecho de que cada uno
tenga su propia biblioteca en su casa, lo cual seria algo mas liberal. Esto
porque responda algo de forma individualizada y no genera un espacio en común,
lo que no quita el gran valor de tener un espacio en el hogar para los libros,
sobre todo si en nuestro país, en el 40% mas pobre de la población no existe
ningún libro.
En
mi opinión, lo importante no es el impuesto al libro. Admito que hace unos
meses estaba plenamente convencido de que el impuesto era la principal traba,
pero somos seres reflexivos y podemos soltar ciertas certezas. El problema
fundamental es identificar al no lector, investigar sobre las causas y trabajar
sobre ello, también hay que contar con un modelo de sociedad que funcione de
soporte. Una sociedad de consumo y la cual resalta los medios visuales de
información, hace que el libro tenga poco espacio para subsistir, sobre todo si
estamos “hiperconectados” y en la era de la información, pero no nos detenemos
en la calidad de ésta. La invitación es para abrir el debate y lograr progresar
en esta materia, porque si hay algo que esta claro es que como vamos, no
llegaremos a buen puerto…
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