jueves, 2 de mayo de 2013

Como abordar la pobreza en el siglo XXI


La pobreza que hoy existe, no es la misma que antes. El mundo ha cambiado de forma muy acelerada y con esto a su vez a cambiado los múltiples aspectos de la vida de las personas. En nuestro rol de psicólogos como personas responsables del mundo que vivimos y en  nuestro rol profesional, no podemos hacernos cómplices de situaciones que degradan y violentan la vida de las personas. En éste contexto creo que como psicólogos tenemos que abordar la pobreza como un tema importante en nuestra profesión, ya que es una situación que afecta a nuestro país y dada las condiciones de desigualdad en que vivimos, es un tema aun más complicado, ya que las posibilidades de una sociedad que viva en mayor equidad, son mas difíciles.

Vivimos en un continente donde la desigualdad no es un tema que solo afecte a los chilenos, ya que América Latina es según estudios, el continente mas desigual del mundo según el programa de naciones unidas por el desarrollo [PNUD], (2010) esto no es un dato menor, ya que la desigualdad es un barrera que dificulta el progreso y el camino hacia la superación de la pobreza en toda sus dimensiones. En palabras del (PNUD, 2010): “la desigualdad per se es un obstáculo para el avance del desarrollo humano y su reducción debe incorporarse explícitamente en la agenda publica”. En este escenario y contextualizados en que contexto esta nuestro país, nos preguntamos: ¿Esta en la agenda de Chile la desigualdad? ¿Cómo abordamos la superación de la pobreza? Es un tema complejo y al ir desmenuzando las distintas aristas de éste problema, nos damos cuenta que Chile se encuentra en una complicada situación, ya que están en cuestionamiento dos instituciones muy importante como lo son la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) y el instituto nacional de estadísticas (INE). Los cuales son los principales datos que sirven de guía en cuanto a las políticas públicas que apuntan a la superación de la pobreza.

En un principio mencione que la pobreza de hoy, no es la misma de antes. Esta frase nos hace pleno sentido, ya mencionada la situación actual que vive nuestro país y nuestro continente, y en especial la situación que viven nuestras instituciones que son la herramienta que modela las políticas públicas. Aunque es una situación que podría parecernos complicada y un escenario bastante desfavorable para el trabajo y la forma de abordar la pobreza del siglo XXI, en mi opinión es la oportunidad perfecta para abordar la pobreza desde un análisis mas macro y que tome todas las dimensiones que acompañan al fenómeno de la pobreza, no solo mirarlo como una construcción del ingresos o solo propio del mundo cuantitativo.

En mi opinión, uno de los fracasos de la CASEN mas allá de las manipulaciones que sufrió por parte del gobierno de turno, tienen que ver con que ésta encuesta no da respuesta a la necesidad de un instrumento, que sea capaz de darnos una mirada real y completa sobre el fenómeno de la pobreza, ya que entendemos que la pobreza no es la misma de la década de los noventa o de los últimos veinte años. Dado el flujo y movimiento del mundo actual, éste mundo del siglo XXI  es distinto por sus avances en la tecnología y la fuerte globalización que vive nuestro planeta. Situación no muy diferente a lo que vive Latinoamérica y el Caribe, donde algunos países ya han buscado otras metodologías que buscan abordar la pobreza desde su carácter multidimensional como lo ha hecho Colombia a través del (IPM): índice de pobreza multidimensional global (PNUD, 2011).

Lo que se busca es una mirada más amplia y que responda a la verdadera complejidad de la pobreza, tener una seguridad sobre cuales son los principales factores que causan la pobreza, y como éstos se pueden solucionar a través de políticas públicas eficaces, de ésta forma avanzar a terminar con ésta situación que afecta al 40% de la humanidad (Sachs, 2006, p.49).

A modo de ir cerrando me gustaría hacer una especial y profunda mención a quienes más sufren de éste “fenómeno”, llamo fenómeno para dar cuenta y seguir en la línea de la complejidad del tema de la pobreza y de ésta forma no dar paso a reduccionismos, que buscan quitarle la complejidad y ahogarlo en el simple mundo de los números, quitándole su verdadera dimensión humana. Especial mención aquellas personas que viven esta situación de forma mas cruda, que son los niños. Aquellos que mas vulnerados se ven con ésta situación que tan profundo afecta en la vida de la persona como puede ser vivir en la pobreza.
En el documental Children Underground se muestra la situación que viven los niños de Rumania que viven en la calle, donde se ve un fuerte proceso de creciente vulneración, donde aumentan los índices de violencia y la drogadicción, en muchos de ellos en edades muy pequeñas. Esto nos hace reflexionar sobre lo importante que es la preocupación sobre la pobreza, tanto para las personas como para los estados.

No podemos aceptar como humanos y como profesionales, la naturalización de la pobreza, tenemos que luchar por mostrar que ésta es una aberración a la vida de las personas, y que nadie debe verse envuelto en tales condiciones precarias de vida, debemos cuidar los derechos inalienables que cuentan cada hombre y dejar de deshumanizarnos con miradas reduccionistas sobre la pobreza. Tenemos que darnos cuenta que tenemos una responsabilidad ante el mundo y esa responsabilidad debe ser la que guíe nuestro camino y actuar sobre el mundo que queremos construir.

Para finalizar queremos mostrar y dar a  conocer que nuestra profesión no es vacía, sino que contiene una profunda dimensión humana de la cual no podemos renunciar, nosotros trabajamos con personas, no con cifras, tampoco con el PIB, nosotros trabajamos con la particularidad de cada sujeto y como éste intenta sobrevivir, a pesar de lo dura que es la vida en condiciones de tal precariedad.

Nuestra mirada es mas amplia, no nos ahogamos en las cifras o en lo que el desarrollo, no puede hacer creer, nosotros buscamos el verdadero bienestar, el de las personas: “el objetivo va mas allá del PIB e incluye otras dimensiones del bienestar – como la calidad del empleo, la seguridad personal, el empoderamiento social entre otras “dimensiones faltantes” del bienestar”. (Molina, 2013. s/p)